jueves, 18 de abril de 2013

Samuel Bossini





Día de extrema oscuridad en las manos del vidente. El vidente enrojeció. Dejó caer su Labio sobre trozos de tierra seca. Algo de Amor capturó su Ojo. Como en toda derrota está nítido lo no hecho, lo que no fue tomado. El cielo despojó de acción al viento. Las aves llegaron con sus picos quebrados hasta la laguna. Era el comienzo del desierto. El inicio de la pesadez. El vacío es el peor amo para las sienes. El hombre, como especie aspira, a que todo torne a su sitio. Pero esevidente: lo desaparecido transforma. Lo nuevo, minuto a minuto, acentuará lo vago. Un día, con la obsesión de huir, lo nuevo, lo desaparecido y el desierto nos convertirán en hábito y nadie más sabrá de nosotros.







 



Los muertos nada sabrían del adiós sin la mañana. Machacarían una nube entre los dientes. Pisadas de helechos en sábanas de lino. Intento descubrir el otoño que todo verano esconde. Amante y muerte intercambian sus ojos. El amante con su extraña dicha en no presagiar nada bueno. Ver en el amanecer ese volcarse de compulsiones. La Mano va hasta una mesa y construye una tarde de lluvia, un muñeco que abrió el Corazón de un pájaro y fue cegado por su niebla. El adorador espera retener aquello que ocultó como reserva, cuando el deseo disminuye. De ahí que el gesto sea la muerte, pero cuando perdió su rostro.











¿Qué nadie está en la vida que se le conoce? Dionisíacos o Apolíneos. Roza o pisa, no importa, haz tu Poema. Con las ninfas y los malos poetas es necesario cautela. El día se abrirá tanto que cegará al vidente. La soledad es un cazador de cabezas. Hay formas que se ocultan. Los detalles pierden sus prendas en los muelles. La verdad y el Amor como Mano que se abre dispuesta a aplastar la luna. Los sueños no trabajan para uno. Si existe una tarea es reponerle la inocencia a la Palabra. Estar atentos y observar nuestro encuentro con lo incompatible. Mundo natural hermético y mundano. El metafísico pierde su risa en un vaso de Agua. Necesito lo que llega, por ello me cuido de perderlo. Cuando el tiempo no pueda extenderse bajo los párpados, nada será azar en el instante.
Hasta la derrota exhibe su vanidad.







 De Mundo natural, Malvario, 2012.















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