lunes, 30 de abril de 2012

Iris Giménez




allí dicen

 

les han pedido que griten su verdad
a los cuatro vientos
                                    dicen que no
que allí los vientos son muchos más



carta astral


sucede
que de pronto los astros se marean se distraen
y los hombres quedamos a la deriva sin sentido sin razón
y si antes alcanzaba una mirada a los ojos, ahora
desprovistos de guía nos miramos
y no vemos, nos escuchamos
y no decimos nada, nos buscamos
y empezamos a perdernos.
sucede
que los astros tienen esa costumbre de quedarse dormidos al volante
y volver en sí
cuando ya no hay nada que hacer
y lo que tiene que suceder
sucede





la ciega


nadie sabe de esta piedra
en el fondo del estanque
que comienza y termina en sus entrañas
y le duele el despertar


/


de las manos de la ciega
crecen lenguas
hambrientas de luz


/


aquí no hay belleza
solo su necesidad
crea espejismos para vos
entonces te diré
que todo tiene luz
y un color


/


es la ciega que acaricia el aire para ver
y hunde sus manos en el barro
como palas como jarras
de agua como fuentes
inacabables como ríos
torrentosos


/


la llama flamea
frente a los ojos de la ciega /
                  es tiempo de sal*                                                   



* p/ Atahualpa Martínez
Asesinado en Viedma el 15 de junio de 2008. 






lunes, 23 de abril de 2012

María Teresa Andruetto





Por qué a cada sobresalto...
te vuelven a la mente los troncos
y el río y la colina con la luna
detrás y el camino...?

Cesare Pavese, l9 de agosto de l946.
Diario.





Lapataia/94


Caen sobre el camino los troncos
centenarios. Un zorro acecha.
Más allá los manchones
de las castoreras.
Somos nosotros los que vamos
bajo la lluvia, pero parece
que nadie fuera,
que nos hubiéramos hecho de aire
entre las lengas.



Carta


En la feria, cuando elegía alcauciles
(estaban algo oscuros), un muchacho
que no tenía más de trece años (lo vi
correr, por La Cañada, hacia El Pocito),
me arrancó la cartera (quedaron
las tiras colgando). 

¿Tenía dinero, señora? 

Nadie preguntó por tu carta
(yo la llevaba conmigo,
                   tu última carta,
doblada en cuatro).

Era sólo un papel y ese muchacho
lo habrá tirado al agua.




Caballito 


Eran una niña y su madre.

                        Esta piedra parece un caballo,
                        dijo la niña,
                        y se hincó junto al agua.

La madre abrió las manos
y el caballito galopó
hasta la página.




De Pavese / Kodak, Ediciones del Dock, 2008.





Autorretrato en el caballete


1.



Esto es lo que queda
de un hombre que se muere:
un pincel y la mano agrietada
que sostiene el pardo, el rojo,
el amarillo... la mano que va,
que se desvela, desde el charco
de luz hacia la tela.



2.


Lenta la pincelada oscura,
el hijo del molinero
tantea con ojos ciegos
                       la espesura
hasta dar con la luz.



3.


Este rostro ya estaba
debajo de la tela, estaba y carcomía
con su podredumbre el retrato del joven
con gorguera. Bajo las arrugas y los ojos
desteñidos están los ojos arrogantes
de otro tiempo, pero ni el otro ni éste
son grandes, a todos los ha herido
esta luz: ya nada es menos,
hasta lo más miserable
tiene su destello.



4.


No es la pieza oscura donde pinta,
ni la pobreza que trajo la desnuda forma,
ni la luz que cae sobre la gorra,
ni el pelo desprolijo, ni la barba,
tampoco el cuerpo vencido,
ni el olor rancio del encierro.
Son los ojos que no encuentran
a Saskia, a Hendrickje, al bienamado Tito;
los ojos que se han vuelto
hacia un lugar de nada,
hacia el vacío.




 5.


Otros buscarán la nota pura,
la imagen que persiste, la tersura,
como buscan sus ojos en la tela 

(es la mirada lo que abruma,
lo que desvela)




6.

 

También yo persigo una palabra oscura
oscura en los retratos de Saskia,
en la ternura de Hendrickje, en la viva
luz de Tito, y el aire de bondad,
la carnadura de un hombre
que se deshizo.



De Beatriz, Argos, 2006.





viernes, 20 de abril de 2012

Sandra Escobar Ginés





Preocupa
Esa irrealidad
Ese desconocer
Ese creerse inmortal
Y ese regreso
Que presagia
Y que la nombra 


***

Ella no sonríe
Es sólo ahí
Es escarbar
(apenas)
Hay una nimiedad
Para todo 


***

Se la tragó el viento
Y le estalló la voz
La arena
Le hizo bordes
Filosos
De letras
En la lengua


***

Ahora tiene
La lengua azul
Y la boca
Llena de desierto 


***


Había conocido el viento hacía tiempos inmemoriales.
Sobre otras pieles. Debajo de otras miradas.
Sucedió que a las orillas de la ceniza
El viento puede dibujar el infinito. 




 De En donde el viento hace escaras (inédito).




martes, 17 de abril de 2012

Ariel Williams





I

16


de dónde vamos a sacar las fuerzas necesarias
los hombres sentados al borde de la ruta
con sus palas corazón de mangos largos
cruza el aire la flota de aviones
que calla los ruidos de la mente
los pulóveres de mangas largas son demasiado
pesados
enTrelew no hay hospital de tuberculosos
enTrelew no hay hospitales de me – cuesta – respirar
en invierno los pájaros huyen
pasa un tractor a la madrugada, qué hace un tractor
tan tarde
y tan temprano
qué vamos a hacer con el cansancio
al atardecer salen las chicas de los comercios
a fumar en la vereda
cruza la avenida una caravana de coches de no – pienso
el viento trae piedras a la madrugada
alguien lame una herida en un patio
un hombre con brazos de manguera
demasiado pesados
para él




20


¿qué quiere decir “hoy comemos fideos”?
un hombre con insomnio, sentado a la mesa
de la cocina, con la luz encendida, la cabeza apoyada en la mano, mirando
a la nada
la mujer sentada ante el escritorio observa
sus dedos, sus uñas, con detenimiento
hombres con lenguas mordidas
hombres con espaldas torcidas
hombres fumando, bebiendo, conduciendo autos, por la ruta,
con los ojos en blanco
el insomnio es ese lenguaje que no puedo
soñar
I have a dream
pero el proceso, ah ese proceso
¿qué quiere decir “hoymesaquéunseis”?
¿cómo duermen los que no tienen ojos?
hablamos con una lengua mordida
despertamos con un dolor en el costado
de la lengua, sin saber o imaginar
cómo y quién nos la mordimos
¿cómo despiertan los que no tienen ojos?
labios leporinos
un ciervo pasa frente al coche como un relámpago
alguien falla en lo que quiso decir
frenar, frenar
no hay forma de hacerlo
y vamos derecho hacia un agujero
dije lo que no dije
no dije lo que quise decir
un ganso se cruza frente al bote como un refucilo
el hombre de las medias largas no vendrá
la mujer de piernas largas lampiñas no acudirá
hay un oso de ojos de caramelo blando
sentado al borde del canal, astronauta
de qué planetas y espacios
de tristeza





II



1


mujer con manos de acelga, escondida
en la nada de los días

señora con abrigo en las luces

sabrá dormir
descansará al amanecer

turbio silencio del sol rojo de los pájaros caídos

nena de ojos dibujados que mira
por una ventana
hacia el invierno alto como el humo de un fuego

abertura en el plástico, cuando arde,
el silencio final de las bolsas de polietileno

muchachas escondidas en sí mismas, pensativas

ya no crujen, no dicen nada como ese ruido seco
cuando están enganchadas en los alambrados

en el fondo de las luces rojas, huyeron
las manos de un pensamiento



5


mirar por una ventana, ya no se hace



preguntarle a una piedra a dónde va,

cómo andará

ya no se hizo



todos están agujereados, la gente



cuántos días pasan por ahí, el círculo

de los días del cansancio



tener un cuerpo y llevarlo debajo de un espacio

tan enorme



el día de los pensamientos del ciclista

la noche de los pensamientos de las niñas que llegaron



cuerpos temblorosos después de correr

el sol está roto

así: “el sol está roto”





 La falta de habla, 2006, inédito.