sábado, 31 de marzo de 2012

Alumbrar el pasado: iluminarlo y parirlo

Por  Luciana Mellado


Foto: Catalina Boccardo.
Algunas personas creen que un libro empieza en la tapa y termina en la contratapa. Algunas personas creen que un escritor comienza su tarea cuando escribe la primera línea de un texto y la termina cuando publica ese texto bajo la forma de un libro. Yo no creo en ninguna de estas dos ideas. Creo que los libros suelen derramarse en otros discursos y soportes, propios y ajenos, en otras palabras, incluso en muchas que nunca se encuadernarán, en ecos, en respuestas, susurros, diálogos –la llamada intertextualidad– y que los escritores empezamos con nuestra tarea mucho antes de la primera línea y seguimos con ella más allá de cualquier publicación. Por esto, interrogada sobre la memoria y mi escritura debo contestar sin limitarme a los pocos libros que he publicado.
Me pregunto y ofrezco aquí algunas tentativas de respuesta sobre el significado que le doy a la memoria y al vínculo que entre ella y las palabras establezco.
Entiendo la memoria como un espacio plural, en construcción y reconstrucción constante, atravesado por disputas y tensiones sobre su significado y valor. Entiendo también que ingresar al universo de la memoria, siempre múltiple, implica abordar muchos temas que aparecen en yunta, los recuerdos y olvidos, las palabras y los silencios, lo central y lo marginal o marginado, entre otros, atravesados siempre por los modos de expresión y la voluntad no siempre coincidente de decir y de escuchar.
Ahora, una pregunta que se impone para iniciar este ejercicio de reflexión es la referida al sujeto que rememora, ¿quién recuerda, qué sujeto de la memoria de un pasado reciente traumático, doloroso, cargado de violencia es el centro de la recordación?
Aquí lo biográfico adquiere un peso concreto. Nací cuando comenzó la dictadura y comencé la escuela primaria, en Comodoro Rivadavia, con el llamado regreso de la democracia. Podría decir, como primera respuesta, que el terrorismo de estado de los años 70 no forma parte de mi pasado como hecho autobiográfico porque no tuve  experiencias vividas “en carne propia” del horror. Esta respuesta, rápidamente, sin embargo, tomará otra dirección con la repregunta obligada: ¿el pasado reciente me excluye como sujeto de memoria social e histórica? Y la respuesta es un rotundo no. No me excluyo por dos motivos principales:

1)   Entiendo que mi identidad es asunto de colectividad, de un nosotros que no se agota en mi biografía ni en mis experiencias exclusivamente personales. El núcleo de mi identidad, plural, dinámica y relacional, se liga a esa memoria de la colectividad que recuerdo y me recuerda. Los 30 mil detenidos desaparecidos son parte de un nosotros que me incluye. Ellos y ellas son también mis muertos.
2)   Entiendo que la memoria, al igual que la identidad, no es una esencia, “cosa” o propiedad que se tiene, y entonces se puede perder, encontrar o prestar. Creo que ambas están sujetas al hacer, y que ese hacer implica una responsabilidad que se entronca con la voluntad. Se trataría del clásico hacerse o no hacerse cargo del pasado. En mi caso, necesito hacerme cargo de ese pasado. Creo, asimismo, que el pasado no es un segmento histórico inerte sino una selección deliberada y activa que se torna significativa para toda definición e identificación social. La memoria construida intersubjetivamente, además, está mediatizada fuertemente por el lenguaje que modela lo dicho, lo pensado e interpretado como el propio tiempo histórico.  

Foto: Catalina Boccardo.

Esta productividad de la memoria y también de la palabra hace que ella no pueda entenderse sólo como un depósito de recuerdos, una zona inmóvil donde lo viejo o pasado se deposita para no modificarse, sino una herramienta estratégica para la construcción de un presente y un futuro compartidos.
Hay en esa productividad, además, una selectividad en la que quiero detenerme para encuadrar esta reflexión –muy breve y superficialmente resumida aquí–. La imagen con la que podría ilustrar mi posición es la de un nudo en una trama. No hay trama sin nudos, por pequeños que estos sean; y no hay nudo sin tramas, por más apretadas o sueltas que estén. Esa trama tiene muchos hilos y el lenguaje es uno de los más fuertes y definitivos. Allí, en el lenguaje, está la cantera de mi trabajo, y allí también se ubican fuertes contactos con la experiencia del dolor del pasado reciente del terrorismo de estado.
Voy a recuperar tres imágenes para ilustrar mi punto de vista sobre el tema. Tres imágenes que son, además, tres direcciones de la mirada imbricadas en la memoria social:

a)  Este domingo pasado, 25 de marzo, en una nota publicada en el diario Página 12, el poeta Juan Gelman es entrevistado en relación con el reciente acto en el que el estado uruguayo, cumpliendo con la sentencia de la corte interamericana de derechos humanos (CIDH), reconoció su responsabilidad en la desaparición de su nuera y la supresión de identidad de su nieta Macarena. Gelman lee durante esta ceremonia un poema que, sobre un mantel de estraza, escribió Marcelo, su hijo secuestrado:

La oveja negra
pace en el campo negro
sobre la nieve negra
bajo la noche negra
junto a la ciudad negra
donde lloro vestido de rojo

Gelman dice en la entrevista: “Ese poema de la oveja es un emblema de su manera de estar con la poesía, estaba lleno de una pre-ciencia, de presentir lo que vendría”. Ese presentir de Marcelo es un movimiento predictivo, la poesía y el poeta aparecen atravesados por una mirada de anticipación, son los ojos abiertos en una comunidad de ojos cerrados y ceguera. La memoria recorta del tiempo el por-venir, los signos de un futuro horror y de un horror futuro.

b)  Si el poeta, como en el ejemplo que vimos anteriormente, puede ver el vendaval del tiempo –con la fuerza de la historia podrá decirse– frente a sus ojos, la cercanía de la intemperie y la tormenta próxima, también puede repasar lo visto, escuchar las voces que vienen del pasado, que sigue hablando precisamente porque no está clausurado ni olvidado. La poesía sabe mucho de este ejercicio de recordación. Una misma lo ha asediado tantas veces. La imagen es la del movimiento de la lengua y la mirada hacia el pasado, como tiempo que reclama además la profundidad, en un adentro que la memoria reactualiza y no se agota en lo comunicable. Este modo de enlace entre la memoria y las palabras recorta y desplaza la perspectiva y el discurso hacia atrás y hacia adentro.


Los murmullos de la historia tienen voz familiar
vienen de la morada
de la casa propia.

Son visitas debidas que alguien debe hacer
de algún modo
en algún momento
sin el gusto necesario
de intuir / desear
una respuesta.

A veces con las manos también
se zafa de la muerte
pero lo dicho no siempre dice algo.

Este es el primer poema de mi libro “Aquí no vive nadie”, libro que le debe el título a una frase del admirado libro memorioso Pedro Páramo del mexicano Juan Rulfo. Allí, y también en mi poemario, la identidad se busca bajando a la memoria. El descenso es la respuesta contra el olvido. Hay oscuridades que alumbrar y ese alumbramiento tiene, como la raíz de la palabra aún usada, el sentido de iluminar y de parir. Al pasado también hay que parirlo.
Cuando el pasado se emprende como un viaje es también un camino. La dirección de un recorrido que se crea con el caminar y que adopta, cuando tiende a revisar las huellas y los pasos, la forma de una búsqueda.
“No se sabe por qué se emprende el viaje, / se busca un padre o se busca un hijo / la sombra de una lengua que diga que existimos”.
Además de lo construido, el pasado puede ser lo buscado, y la zona de una resistencia cuya asunción es inevitable y vital. Definitivamente, “la muerte / siempre / es no mirar atrás”.  

c)  La tercera y última imagen para plantear el tema la encuentro en “Peces del desierto”, un grupo independiente del que participo y que lleva realizando, hace casi cuatro años, acciones en el campo de la cultura tendientes a ampliar las posibilidades y oportunidades de conocer y leer literatura escrita desde la Patagonia. De las muchas actividades que realizamos en estos años hay una que se me ofrece como chispazo en esta tarea de alumbrar el pasado, y es la edición de un fanzine sobre la memoria que reunió varios textos escritos sobre el tema por autores residentes en nuestra región, y que repartimos en la marcha del 24 de marzo que se realizó el año pasado en la ciudad de Buenos Aires. Esta humilde actividad representó mucho para nosotros. Se trató de volver visible el compromiso de nuestros escritores muchas veces invisibilizado por complejas redes. Y también de volver decible lo muchas veces silenciado en el campo literario regional. Graciela Cros, Raúl Artola, Jorge Spíndola, por nombrar sólo algunos, nos prestaron la voz para decir presente, en un acto de memoria, verdad y justicia que fue también un acto de identificación con un nosotros político tan complejo y heterogéneo como genuino. Dijimos presente en dos sentidos, en el de acá estamos, en un espacio compartido, y en el de acá estamos también, en un tiempo compartido. Aquí y ahora que son semilla y fruto también de la memoria. Fundamental será reconocer este rasgo de contemporaneidad a las prácticas de recordación que no se agotan en conjugar verbos y acontecimientos pretéritos, sino que, al contrario, exigen, especialmente a los que tenemos la posibilidad de tomar la palabra, hablar desde la actualidad, desde nuestro sitio y desde nuestra situación, sabiendo, dolorosamente, que el autoritarismo, la violencia institucional y la vigilancia ideológica no son prácticas exclusivas de las dictaduras militares.

Tenemos que insistir: “Nunca más” se conjuga en presente.


 Comodoro Rivadavia, 30 de marzo de 2012.




miércoles, 28 de marzo de 2012

Pablo Gabo Moreno






Civil

la sangre de ellos que trazan el plan con el pernod pinta oscura y la hace más de ellos


cacerola estantes una postal desde este lado de pringles
más que eso y sin electricidad

enfrente la corporación cava a mansalva
abajo la corporación ya cavó con la caterpillar

se rumorea que a fines de marzo implotarán
eset cúmulo lleno de musgos


se rumorea que a fines de marzo tendré una camisa alta y una moral limpia




Sin título

este pedazo de papel forma parte de las vacilaciones
grietas de antaño reviven a diario
la deriva es una estrella cósmica que juega en cualquier sitio
el momento del destierro express se afana por corcovear
y sacar la cabeza para decir que está más vivo que nunca
como una parte del todo nuestro
se esfinge de la manera menos plural
estas mejillas rosadas que no saben el recorrido
son apostillas de un mercenario que nos dejó plantado
una panacea como lentes de contacto
unas falanges que tiemblan
un lápiz con la punta recién afilada
a la espera de su turno








Blogs de Pablo: https://sites.google.com/site/10preguntaspara1poeta/
http://www.freaksion.blogspot.comx

martes, 27 de marzo de 2012

14 de abril




Los invitamos a compartir la presentación de   

cadencias, de Valeria Cervero
el jardín santo y territorios, de Catalina Boccardo


 

Lectura de poemas: Marisa Negri, Javier Galarza, Javier Cófreces y Carmen Vasco

Piano: Daniel Burman

Sábado 14 de abril, 18:30 hs
Vicente El Absurdo, Julián Álvarez 1886 (Palermo, CABA)






viernes, 16 de marzo de 2012

Griselda García



Un padre es mentira


Un padre es un agujero,
mar que creímos infinito,
contador detenido en cifra absurda,
momento de distracción de Dios,
salto en largo hacia el abismo,
error del mejor artista,
soñador que no puede despertar.

Un padre es mentira,
palabra de una lengua muerta,
astilla de un fuego débil,
ciervo extraviado en bosque umbrío,

un padre es una ficción,
satélite espía
cordero ciego
constelación errante
loto en el fango
tahúr pobre
fantasía en tránsito
hollín de la tristeza
desarraigo que no tiene fin.





Life passing before the eyes


A la sombra de los cedros
un anciano muere,
en los graneros
los muchachos se besan,
las doncellas de la leche
no traen sólo pureza nívea.

Aullido del ruiseñor,
cultivo de lirios,
mondas de las frutas.

Un anciano ha muerto,
por él la escritura,
suyas las cenizas flotando
en un pueblo de verano.

Época de desove de las polillas,
las cerezas maduran,
el almíbar gotea,
cambia el viento,
bajan las aguas.

Un anciano muere,
una tos algo fuerte
y la boca se inunda
de una miel tibia

que desciende
por la garganta.

Progresando en el peligro
avanzás como un roedor.
La perseverancia trae buena fortuna.




Huevos de otras aves


Fuera hembra del cuco,
vuela rápido y lejos,
otra cuidará tus huevos,
tu cloaca parirá
un cáncer tibio.

Rapaz, cenicienta, fuera,
aquí no hay nido sino agujero,
púas en lugar de plumas,
y en triste remedo de cortejo
un macho ciego incapaz de volar.



De La ruta de las arañas, Ediciones del Dock, 2005.








miércoles, 14 de marzo de 2012

Gisela Galimi



Trasmutación




La piedra tiene memoria
de su estado anterior a roca.
El guano de los pájaros le recuerda
su esencia migratoria.

Muda busca,
onda que la remonte,
hombre que empuñe la onda,
dios que trace el arco.



 


La mar jardín


Sobre la piedra ha nacido un jardín
de corales, de algas.
No es un jardín donde habitar
no hay espacio para la ronda
no acude la noche a los jazmines.
La mar jardín
tiene de pez la risa
paladar de anzuelo sobre una boca plana,
tiene sal,
conoce el peso del océano,
flota ola su destino incierto
una orilla u otra, no depende de ella.

Pero la piedra ya no esperaba nada
y un jardín es un jardín
aunque el perfume le sea negado.






Piedra de piedra


I


La piedra vive en el lago.
Tranquila vive,
indolora vive.
Agua de pozo el lago,
pozo ciego
que no la vé
ni la acuna.

II

La piedra no es un pez
que pueda desovar en un lago
necesita la corriente
para ser viajera,
necesita un río donde desahogarse.
Un remolino al menos,
de los que ocultan los lagos,
la alegría del salmo del agua
que desordene su cáscara mineral,
y llegue a su fruto de roca
y tenga intensiones
de flor de arena,
adonde pueda
moldearse un castillo. 


(inéditos)



lunes, 12 de marzo de 2012

Laura Pratto




El vientre es la medianera
los ruidos vienen
del lado del vecino
donde el musgo florece.



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En la puerta del sanatorio

que de por sí es una cámara

fantaseo

hay una luz tramposa

que revela a los enteros

a los muy vivos

a los no tan pacientes

pusieron un detector

de materia extraña

mantengo la sangre

fría y alegre

cruzo la frontera

paso el examen

de ese halo equis

veces en el día

tantas como diligencias

sean necesarias o nomás

salgo a distraerme tengo

que servir pero también

gran falta de aire

de hacer llamados

intachable por fuera

soy un objeto en su caja

con una suerte

que es todo lo contrario

a la tuya y sin embargo

al decirlo parece

la de ambas



a las dos
los rayos no nos hacen nada.



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Exalto

la dicha de pesar

de la que vos te libraste

para no ser quien sienta

cómo pasó un ejército

quien quede solamente

grave.




(inéditos)



 

viernes, 9 de marzo de 2012

Marcelo Leites



La quietud del movimiento




el colibrí viaja grandes distancias,
pero sus movimientos son estáticos
no sólo espera el momento exacto
para extraer el néctar violeta
sino que de tanto mirarla
su estado interno cambia
como si viera la flor
por primera vez
y ya nada fuera igual que antes.



Las golondrinas viajan por el mundo
de acuerdo con los ciclos de las estaciones
sus movimientos ocurren afuera
y sólo se desarrollan en bandadas,
pocas consiguen llegar al reposo
como si vieran el mundo por primera vez
y ya nada fuera como antes.




Preguntas


Dónde hay que dejar las ilusiones perdidas
los sueños no cumplidos
los actos fallidos
los planos inclinados
las fotos movidas
la muerte que se empeña en hablarte.
Dónde dejar toda la chatarra mental
que aparece cuando te vas a dormir
Dónde los amores que se fueron
Dónde encontrar un poco de luz
y estar en paz con uno mismo
sin las dudas que te perforan el cerebro
y no te dejan vivir
En el poema, claro, en otro poema.


(inéditos) 



Blog de Marcelo Leites: http://ustedleepoesia2.blogspot.com/

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lucio Madariaga




Raíces en el claro


Todo lo que veo, son pájaros.

La liebre de fuego guía la búsqueda.
Huye, escurridiza, flamea amarilla roja
naranja en la llanura.

Pájaros atontados, adobados en hollín.
Ya no vuelan, trepan mesetas,
encandilan lo claro.

Están los solitarios, recluidos mudos,
no pueden con el mundo.

Algunos pocos, son pájaros de luz.



  
Atardecer durazno
  
Siempre más sonriente al desastre más bello
Mallarmé

Zócalos sin lijar
                          maderos imperfectos
Tierra blanda suelo baldío

Caen sobre mi cabeza los durmientes de tacuara
Se desmorona el espacio junto a la humedad
de los juncos de cielo
                                   y el tiempo atardece

Por el extremo izquierdo de los escombros
          -en perfecta diagonal-
entra un haz finito y concentrado
                                                      de luz durazno

Se posa en la parte superior de mi mano
como una mariposa que cobija
           una perspectiva
un mensaje

Logro asir con dulzura lo luminoso
hasta en los peores
                               atardeceres




Escarcha


La ausencia del paisaje, la flor marchita,
en taparrabos, la ciudad de infierno
y su cólera de mente
se evaporan.

Lo contenido explota:
el baile austral se desarrolla.

La primera mañana,
                                 la rea,
NATURAL,

incita a ensillar, vestirme con el ropaje
de los sueños
                       y montarme al hombro
el movimiento.




lunes, 5 de marzo de 2012

Alejandra Méndez




Acracia

Punzan las palabras
(Mar/pesan) los troyanos.

Sólo hasta recorrer caminos
Y crepúsculos/ culpamos al destino.

Todo es un secreto desvelado.

Repetir/ manzanas y naufragios.

Acracia del otoño/ el mejor sueño
Del hombre.




 ......






Tal vez porque sinmí

la noche o el sendero o el árbol goteaban
pero no. Al destierro le siguen caminos,
al brusco verdeazul de la tierra tardeclara
y plenitud.

Del alba de los pájaros,
de la lluvia su fulgor de espumas
que amanece urgiendo desde el centro
la raíz la sombra el desatino
y se levanta la piel
de los muertos como escamas
de sol adormecido.

Tal vez porque sinmí es tarde ya para mañana
es tarde ya para aquellos frutos que nada saben
del destino.




 .....







Era de Francia

el ramaje inaugural del padre.

Ese adentro quebrar
de voces como
quien traga la tierra.

Las manos fascinadas por el arte
se mecían al sol,
irrisorias.

Hutspot en la mesa servida
del domingo.

Mudanza de los ríos
en los ojos
que ya no ven.

Rara procesión de tormentos
de la guerra.

“Para qué vivir en blanco,
cuando la vida es roja” –decías–
olvidando el desparpajo
 de la muerte.

Vuela la triada
de san Juan de Luz
 inundada de verdor (hayas, brezos, robles,
tejos, castaños, abedules)

Yo encarno los secretos
toscos y huesudos
de los rasgos.

Y aún los veo reunirse
adecuos al temor o a la virtud.

En el patio trasero
del recuerdo –sustraídos–
hablando de sus hijos.