jueves, 29 de noviembre de 2012

Lilián Cámera





qué oscurece en la tarde? sonidos quietos, reflejos en el vidrio pensados para no morir.
todo seguirá igual, aún a lo lejos cuando esa luz sea lo suficientemente escasa
para rehuir una última pregunta: es la cuerda la forma de tirar en el vacío?









casualidades. una pena abierta no es frente de guerra, se escribe para el día
como quien gotea de sus venas el antídoto que podría salvarlo. y en ese precio
se incluye la bruma, cierta versión de los hechos, una campana que suena para
nadie, el reflejo intacto del cristal que acecha desde el pasillo.








 
no hay dilación si el agua escurre y el polvo es algo más que una frente angosta volviendo una y otra vez en la noche para abreviar un canto. fuese astucia o empacho la sombra me antecede, me vuelca en el silencio de un sótano cuya única ventana hace siglos tapié.








 
por insistir se trazan coordenadas.  evado la acción desde el centro mientras el puño
se encrespa como el pelo, pura futilidad. con los codos en la nuca fue fácil mirar hacia
delante, creer que atrás reptaba lo innombrable. ahora las cosas se demudan, advierten
que en ese recodo se guarda una sorpresa, algo que no podré mirar con los ojos de la muerte.









sin querer una espesura. sin andar más allá de la nariz hacia dentro. sin otro murmullo que las hojas muriendo sobre la escalera. así, es posible guardar la espina que sangró en nuestros talones
                                     bajo la letra como un secreto infame.







De la serie inédita Noeme.







 

lunes, 26 de noviembre de 2012

María Cristina Ramos







Música


Corté su azul como un hilo de encanto,

como un racimo que ya no prospera.

Como un cauce donde tal vez había

el cristal que el agua alumbra de la nada.

Corté su escaso cielo por lo sano,

ya no más la suavidad del escondite,

música donde bebía mi silencio.

Suele pasar con retoños tardíos

que brotan, indefensos,

de la rama quebrada.










La que huye
 

Tengo que hablar seriamente con la liebre.

No sé por qué me busca con un rabo de sombra,

la he visto complacerse en la hierba,

alumbrar su pelaje en escondites.

La he visto con sus largas alertas

detenerse y mirarme,

                como quien esgrime una pregunta

y después esfumarse en hebras de desierto.

 

Tiene que haber un modo

                de entender su mirada,

con razonable pausa alcanzar su carrera.

Llevo siglos en esto, ya no aparto la alfalfa,

                me tomo este sosiego

de esperar que algo cambie

                en un claro del mundo.

 









De En un claro del mundo, Ruedamares, 2012.




























sábado, 24 de noviembre de 2012

Silvia Camerotto





Fiesta


De otras fuentes nos nutrimos
De las fiestas de Baco o de Babette
Bajo el encanto de una ristra de ajos
agotamos los cuerpos
¿Acaso no era obvio que cualquier motivo equivocado
conduce a la persona equivocada?
La casa a duras penas
La inútil trascendencia
No fue lo mismo decir la virtud que hacerla
La aristocracia de la felicidad
debajo de las uñas.





Pobre es la hora


Caer sobre el mismo escenario:
algunos libros, un par de discos,
otras iniciales en el juego de gemelos
Costumbres de derecho y uso

Afuera, gente que camina hasta el mercado chino
Nada más, gente que camina

Después actuar debajo de las sábanas,
quitarse la ropa hasta la irrupción 
de la Romania fragmentada
Único conocimiento de la suprema realidad.





De La Grosse Fuge, Ediciones del Dock, 2012.







jueves, 22 de noviembre de 2012

Claudia Masin







Déjame entrar



Tu sangre no corre por mis venas,
tu sangre es la hilandera que fue tejiendo
cada hebra de mi crecimiento
como si yo fuera el ovillo apretado
dentro de la madeja. ¿La mejor esperanza
que pudiste tener para mí
fue que me convirtiera en el abrigo que alguien
acepta ponerse sobre el cuerpo con el pueril orgullo
de tener la desnudez cubierta? ¿A qué orilla
de barro y de pobreza puede una llegar con semejante río
corriéndole por dentro, qué estamos haciendo
al ponerle un nombre a ciertos actos si cuando por primera vez
nos apretaron el cuello estábamos todavía mudos,
rociados por la casa como un perfume vano
y pasajero? ¿Y qué ha cambiado ahora, me pregunto,
qué si todavía se trata de encontrar
en ese tronco que se pudre al sol una veta dura,
firme en la madera, que el rocío y las plagas
no carcoman fácilmente, un cuerpo que no tenga
que encajarse en otro con la urgencia de la desaparición
tocándole la espalda como una ráfaga de viento?
Qué ha cambiado ahora si todo parece diferente
pero sigue como entonces, como el día en que llegó el alud
a llevarse los muebles de la casa y no nos dimos cuenta
de que las cosas que la nieve arrastra no regresan
porque lo que ha sido tocado una vez por una fuerza incontrolable
llevará esa fuerza en sí, podrá librarse de ella solamente
cuando sobre lo que más ame
descargue ese rayo que se le ha quedado dentro.



Poema inédito incorporado a la reedición corregida y aumentada de La vista, Hilos, 2012.





Nacido y criado



Hay un amor al extravío en todas las personas extraviadas,
a la larga uno levanta su casa donde resulta que ha caído:
arena, agua, barro, tierra firme. ¿Pero y si resultara
posible la mudanza, si el movimiento
no fuera una explosión que de improviso
transporta las moléculas de un cuerpo de un lugar
a otro lugar, si el movimiento fuera
desprenderse como se desprende una gota de una rama,
si fuera algo así de lento, así
de irreversible?



De El secreto, antología 1997-2007; La vista, edición corregida y aumentada, Hilos, 2012.






Niños del cielo



Todo lo que perdemos suma una cifra
única, la nuestra. Si perdieras algo tuyo,
algo que no estaba destinado a perderse,
tu cifra sería inexacta para siempre.



De La vista, Visor, 2002; edición corregida y aumentada, Hilos, 2012.




La reedición de La vista será presentada 
el viernes 30 de noviembre de 2012
 a las 20 hs en Club de arte, Boedo 52, CABA.