viernes, 23 de mayo de 2014

Martín Carlomagno






Confesión sin edad



    Todo lo que se escapa de la noche se convierte en recuerdo. Alguna vez un poeta la amó perdidamente como se aman los barcos con el río, como talla la ausencia cuerpos en soledad.
    Había que habitar la ilusión en lo breve. Para abrirse al silencio es bueno que las manos sostengan el vacío. Un verso que distinga el color de la sombra.







La ceniza en el aire


El viento le anunció nuevos presagios.
Le prestó sus paredes transparentes
para que pueda oír el canto de las hojas.
Más allá de su edad eso era todo.
Disponerse a otro viaje.
y dejar que suceda la ceniza en el aire.








De La inocencia y el viento, Ediciones del Clé, 2014.








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