martes, 26 de marzo de 2013

Lorena Curruhinca





En el vídeo Close to you
Karen Carpenter está sentada
sobre una U gigante
las piernas flotando y
moviendo la cabeza.
Todos sus gestos son delicados;
a veces quisiera tener
esa imagen de mí:
una escena fácil de recrear
una voz tierna que dice cosas
como revelación ganada.



 


Magnitud


Cambio de canal
tapada hasta la nariz.
Escucho a mis hermanos
bajar rápido las escaleras.
Atraviesan la cortina de cuentas
que golpea con el adorno
de piezas de vidrio
–balanceo escalonado
del choque, resuena.
Nada de fascinación por el tintineo;
tampoco el gesto primitivo de alertar.
Los objetos que colocamos
en las aberturas
son dispositivos
de medición en tiempo
del espacio que se deja.







De lo que veo en las películas

 
I

En Sleepy Hollow, Christina Ricci
hace un círculo con tiza rosa
para salvar a su padre y a
Johnny Depp del jinete.
Repasa varias veces
la forma;
como si la insistencia
fuera secreto de la protección.

 
II

Robert de Niro está sobre
un trozo de hielo
que se desprende
hacia el océano.
Lleva a su padre, Víctor Frankenstein, muerto:
quemándose entre troncos.

Desde la orilla los mira
el capitán.

Irse. Dejar las cosas,
pero ardiendo entre el fuego.







jueves, 21 de marzo de 2013

Ana Lafferranderie






Quedarme en el aire como si no estuviera
como si hubiera una forma de existir
faltando.







Me concedo el descanso. Desenlazo
lo que se anuda al pecho desde niña.
Dejo ir las ideas que me suspenden.

Respiro lento, una suave corriente lleva
cada reparo lejos de mí.







Apoyo las plantas de los pies
como si descalza pudiera inaugurar la arena.
La materia se realiza completa en cada único acto.
Este soplo que llega desde el mar es todo el viento.







El aire es un mismo soplo, la única respiración. Tomo partículas
que fueron de otros, soy una presencia que se hilvana. Sale de sí,
se busca en otro tiempo. Ensaya el tacto de la que fui sin estar.








De Volcar la cuna, Ediciones del Dock, 2013.










martes, 19 de marzo de 2013

Fabián Iriarte






Leyendo entre líneas
 
                                                        This material requires reading dots,
                                                        brackets, uncertain letters, gaps, and
                                                        emendations.
                                                                               Diane Rayor



Como un poema lírico griego arcaico,
hay personas fragmentarias.

Se las lee entre líneas, despacio, con cuidado
de no pasar por alto
un espíritu suave que sople al principio.

"Me parece igual a los dioses
aquel que se ha sentado frente a ti".

Una coma inexistente, una modulación
temporal (primavera tan lejos)
(hace tanto tiempo)...

La persona está fragmentada, hecha astillas
o hecha estrellas, como la noche,
como un espejo roto. Y quién es el experto
que pueda leer esto.

Quién puede leerte. 










"Lo más simple es lo más complicado"


El mar repite ese estribillo, su mismo estribillo siempre.
Amenazando cantarlo también en otras costas. Siempre el
mismo estribillo. Como si no hubiera cantos rodados. Como
si la música permaneciera inalterable. Como si no hubiera
accidentes geográficos. Bahías, golfos, caletas, mesetas, bardas.
Como si nadie se hubiera ahogado. Como si los barcos nunca se
embriagaran. Como si siempre le echaran la culpa al marinero.
Como si el capitán nunca divisara orillas inexistentes. Como
si no nos dejáramos llevar por quiméricos engaños. Como si
nunca me hubiera lastimado las rodillas. Como si la sangre
no empurpurara las manos de los culpables o los que se creen
culpables. Hemos descendido a las cavernas y nos alimentamos
de sal. Tenemos conciencia de la suciedad que cubre nuestros
cuerpos. Hora de abluciones. Ocupar tu espacio, dejar la
impresión de la huella propia, ver el infierno como perversión
del paraíso. Hora de retornar a la vez anterior. Donde lo
complicado es cosa de todos los días.










El cero como paradigma


                                                           I woke without desire,
                                                          And welcomed zero as a paradigm.
                                                                                  Thom Gunn


Me atrae como imán
la redondez de las cosas. De algunas cosas:
las bocas abiertas por la sorpresa,
o la estupefacción, pero también por placer.

La redondez de las vocales,
su color ovalado, su ovoide claridad,
la blandura redonda de los cantos rodados
que ruedan de o a ue a la orilla de los mares,
a la vera de los ríos transparentes, en el fondo
de los asuntos: oquedad y hueco.

La redondez de las rodillas, de las rótulas
que giran como dos mundos paralelos,
así como hemisferios helados,
llenos de cero, como esferas alejadas
de sí, de nosotros, del temprano dolor.

Me gusta la redondez de la nada.
La nada de algunas palabras
intensas de cero.

Del cero que nunca termina de juntar
sus extremos, siempre como en suspenso,
dejándonos boquiabiertos como imitando
su indecisión,
sus curvas líneas como metáfora del mundo
según un pensador medieval.

La redondez del cero que queda abierto,
pero solo siempre solo
como un paradigma del mundo o de mí.






De La Caja P, Ediciones del Dock, 2013.











domingo, 17 de marzo de 2013

Leonor García Hernando







       He tenido el terror de los bichos humildes en la tormenta. Me mortificó la duda. Me mortificaron los grandes helechos ponzoñosos, los ojos de las modistas, las palabras en la boca de mi madre.
      La duda comió de mi corazón como un chino inclinado sobre su arroz cocido.
    El deseo vino con un peso de barco que divide las aguas y termina siendo sólo veneno blanco     cae en gotas de un raro espesor.
      La boca agrandada por el deseo como por trazos de carmín y los ojos agrandados por la lectura.
Eso es todo.





                                             el mal, como un ala de murciélago,
vino a rozar nuestras rodillas. Estábamos en el balcón; en la noche mirábamos la oscuridad, el grisado verde de un álamo contra la tormenta.
              La fiesta hace años terminó.
Con la respiración detenida, en las tinieblas miramos el árbol
el mal nos corrigió las rodillas
hizo de nosotros esa historia.






                                              y de nuestras vidas nada entendemos sino las mutaciones
mariposas y orugas que se penetran                      alucinaciones, una segunda piel sin poros            el aire comprimido de las pesadillas se mueve en nuestros cerebros
la mirada intranquila al reflejarse en el agua de los sucesos,
algo como estupor
se empecina en los trenes que emergen del alto terraplén
y fugan
yo no sé nada. De nuestras torpezas advierto cómo se nos caen objetos de las manos y el gemido de las blusas que se parten impregna el bajo techo de la habitación como un moho.
Uno se creyó con ambigüedad; desamparado y sutil
ahora lo obvio nos hace transpirar las manos
ser vanamente reticentes:              "en realidad no comprendo qué paso"
y el hambre de una felicidad sospechada nos enferma
porque no tuvimos ocasión
porque fuimos tristes desde el comienzo
la verdad era una sustancia más sucia                    más incompleta porque no dimos abasto.




Fragmentos de La enagua cuelga de un clavo en la pared, CILC, colección GAMA, 2009.





viernes, 15 de marzo de 2013

Bruno di Benedetto






Materia oscura

 
Lo crédulo del ojo flota en la pura tensión superficial:
como un mosquito que camina en el agua, la mirada
no entiende ni la profundidad ni la fórmula del mundo:
una parte de luz diluida en noventa y nueve de sombra.
El ojo es flor carnívora que creció equivocada: muerde
lo que no hay, y su dentellada engorda el ojo del amo.
Encandilados por esta fracción de luz, vamos de tumbo
en tumba, pero es lo oscuro, su hambre gravitatoria,
su vocación de grumo, lo que dice cómo y dónde caer.
Ceguera, ceguera, ceguera. El resto es lo que somos.






Virtual

 
Por el alma de cobre de los cables un fantasma
recorre el mundo: fosforece el botón de nácar
en las pantallas de cristal líquido, ese río vertical
en el que te bañarás dos veces. El ojo es todo fibra:
cuerda de violín tensada por la luz, violinista loca
que frota su arco de crin de caballo sobre el nervio
óptimo, en una curvatura que es la distancia menor
entre tu punto ciego y el mío. La boca que no está
le habla al oído que no escucha: un cortejo musical
de las palabras que van diciendo su pequeña muerte.





Construcción  del espejismo

 

No es indispensable un desierto.
Se puede prescindir sin pena de beduinos y  palmeras.
Alcanza con una superficie plana recalentada al sol,
aire frío sobre aire caliente, un rayo de luz quebrado
y torcido por la anomalía, guardar la debida distancia y ya:
se confunde eso que llamamos cielo
con agua que te ha de salvar.

(Un espejismo está hecho de cosas que apenas existen
dispuestas en el orden correcto y en línea con tu ojo.
Lo que da realismo al conjunto es la agonía de tu sed).










(inéditos)






lunes, 11 de marzo de 2013

Leli Busquet






Dejame. Arriba, pero tan.
Como se dice en las cartas, dentro.
Porque haciendo el calor se le hace el frío.
Dónde sale a buscar. Donde encuentra que lo tapen.
Estribos, de él a él, para alguien más.
Dejalo. Hacer tarea es hacer casa y casa es fuera.
Acá. Playas. Que eran mojadas vos.




 
. . . .




Nuestro pecho, hermano, roto.
Las almas tirándose sobre la carne fresca y sin latir.
¿Dónde escarbar? ¿Dónde buscar la voz que nos persigue?
¿Qué mano sobre qué frente cada vez?
Quiero pedirle a alguien que rece por mí. Pero todos tenemos un 

                                                                          Dios para no creer.
Me acurruco. ¿Estás allá, alumbrado? ¿Fijo al suelo? 

                                                                                 ¿Hablándote? 




. . . .




La venda envuelve la mitad de la pierna.
Las agujas, maravillosamente.
Entrar o salir, la carne.
No remiendo. Apenas pude decir que me dolía.
Amigo, a dónde va el mar, a dónde los barcos que lo inventan.
Soltamos la firma en cada una de estas palabras.
Acurruco el sonido a la cicatriz de escuchar.










 Blog de Leli: campo de prueba







sábado, 9 de marzo de 2013

Javier Martínez Ramacciotti






se los juro
por una de las tantas tumbas de mi padre
que maté varias veces y muchas más terminé resucitando
levantate y andá
a hacer lo que hacen los padres
cuando los ojos de las crías fingen que no los miran
pero sí

se los juro,
una vez estuve varios días tallando una piedra
con los ojos cerrados
y adentro estaba mi padre abrazando a su padre
que vendría a ser mi abuelo

al parecer toda piedra tiene un árbol en su núcleo.



***





el papá de papá nació al lado del mar
no a unos kilómetros cerca o en un pueblo aledaño
salió escupido del vientre a la arena
un engrudo brillando en el encuentro del sol y el zinc
que luego el agua salada intentó lavar
pero el papá de papá quedó para siempre
un engrudo de líquidos maternales y arena
emitiendo guiños de luz en medio de la noche
de la genética y las dobles hélices del ácido desoxirribonucleico
papá también brillaba y yo también
pero un día
así como así
dejamos de hacerlo

no te veo papá tengo miedo
yo también hijo.



(inéditos)