domingo, 18 de mayo de 2014

Pablo Natale





Pluma va y viene, recuerda la mitad de cada cosa

Bueno. Te voy a contar por décima vez
la historia de la civilización. Bisabuelo llegó
en un tren venido desde no sé dónde y abuela
cocinaba carlitos mientras insultaba a la televisión
y hablaba de un antepasado que se hacía pis.
¿Cuál era el nombre de ese antepasado
cómo hacía, los carlitos, la abuela y
por qué no me dejás
cruzar el río cargándote en mi espalda?
Padre descansa recostado contra su propia tumba
no quiere ser otra persona, no quiere acabar
con cuidado cargábamos los muebles
como si se tratara de pianos, pateábamos los restos
de los restos de las cosas, un verano de 1993.
Y tocamos el timbre de la vieja Sonia:
salió un anciano que se golpeaba la cara con un bastón
hasta borrarla
salió un perro que masticaría los ojos de mi primer gato
lo vi entrar, juro que lo vi entrar
cargaba con un río de sangre y la mirada partida
y qué quedó de mí, los colores
de fondo la lluvia, la repetición de un nombre
la búsqueda de la resurrección
qué quedó de mí, no quiere ser otra persona
no quiere acabar. Paz
en la panza de pequeña hermana, amor y reposo
ante cada pequeño nacimiento
el cariño como un secreto de la respiración
y aquel monstruo que crecía arriba de mi estómago
haciéndole señas de fuego a los agentes de la niebla.
Crecen, siempre crecen los agentes de la niebla.
Crecen, siempre crece, la historia de la civilización.
Y bueno, llegaría hasta ahí, pero falta
la otra rama del poema:
bisabuela vivía entre las ruinas blancas
de un castillo español y abuelo contaba anécdotas
acerca de sus diez hermanos
cuenta cómo uno tras otro van muriendo
y mira fotos mientras ralla pan para milanesas
las lanza contra la ventana, cada foto es un segundo de cristal
desviado de sí mismo, madre se tiñe el pelo por
enésima vez, hasta llegar a los cuarenta y nueve años
y expulsar a la sombra de mi padre
de la sombra de los restos del hogar.
Prometo no dejarte caer en la parte pedregosa del río
prometo no tirarte en la cascada sin antes
haber aprendido a hacerla correr al revés
¿por qué no me dejás seguir llevándote
cargada en mis espaldas, y qué significa
ese viento, que sopla por mis hombros
mis cabellos, mi columna, mi cerebro
ese viento que me empuja, te lleva y desaparece
pluma va y viene
recuerda la mitad de cada cosa
qué será del futuro
los antepasados
ese niño?

 

De Vida en común, Nudista, 2011.















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