Hay
que aprovechar
los
momentos lluviosos
pero no de pie
sino sentada
bajo el aguacero.
Sacar una silla de plástico
a la terraza,
sentir la lluvia en los hombros
y en el cristal de los anteojos.
Prender un fósforo
y olvidarse del Juicio Final
mientras las gotas
esquivan la llama.
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