Como letargo
como quien deja ir
quien se despide
apenas sonriéndole
a un transparente pasado
que se marcha,
se deslíe, borronea.
Suelta en nombre y la forma.
Quien los dedos abre permite que la sangre fluya.
Quien permite gana todo lo hasta ayer perdido:
la sangre, los amores, los acordes finales
y el silencio.
De Regreso a la fuente, 2005.
siempre en octubre hay un día
en que el viento se prende
alfileres crueles
en las mejillas al sol.
a pesar de los ciruelos floridos
a pesar de las golondrinas que danzan
a pesar del juego de la luz en la azalea
el hielo –aunque invisible–
se desliza
para que no
desmayes el alerta.
el hielo como una aguja que cose
la cortante comprobación
de lo imperfecto.
De sin andarivel, 2009.
abrir para que la sangre fluya...
ResponderEliminarmuy bueno, gracias
Gracias, Juan, por leer y comentar.
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