El amor dejaste
escrito
A Juan Antonio Vasco, mi padre
Las hojas de la
memoria las tazas de café
cuando tu amor
impregnaba la calle French
el jardín, el
cantero, y el lomo de los gatos
acariciado por tu
pensamiento convertido en brazos
en pierna, en tambor.
No hay ausencia
(estás en el mundo)
palabras de aire,
palabras de fuego
dejaste escritas
en la piedra del mundo
dejaste escritas
tus mañanas
tu perfume de
campo
de escuela
primaria
de alumno
Dejaste escritas
la pasión de tu
cabeza feroz, de tu corazón feroz
de tu alma
escrito tu amor
en las hojas en el níspero
(en tus hijas, en
tu mujer)
escrita tu
elegancia de caballero, de maestro, de hombre
Tus abrazos
imposibles los mandaste por carta
por
transatlántico
a tus amigos
A todos nos
llegaron
desde la silla
inmóvil
y con la miel de
tus cartas sembraste una red
que hoy sostiene
las caídas de todos los abismos
Cómo hiciste
mi querido
para darme la
mano a los 12 años
cuando me
escribiste un poema
cómo hiciste para
hacerme mujer
desde esa silla
Ya no tengo miedo
todo tiene un
sentido
todo vale la pena
me explicaste:
la vida es para
internarse a fondo en su corriente
no importa qué
cosas se interpongan
que el río
arrastre cadáveres, maderos
ramas de tormenta
que se despeñen
rocas
cuchillos
o gárgolas negras
Estamos aquí para
vivir
Estamos para ser
lo mejor de nosotros
A tu salud
Brindo
Noviembre de 2004
Y brindo con Clara, por este bello poema, y por un poeta (su padre) que siempre nos ilumina.
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