Entre
álamos plateados, frente al sauce
A Luisa
A Roberto Echavarren
No hay
paraíso en la tierra.
Sus
maravillas, inmensas, son hostiles
y
en lucha con ellas gastamos
fuerza,
fe y voluntad.
Sí, hay
paz y éxtasis.
Provienen,
sin embargo del temporal
–crisis
de las condiciones pactadas–
destructor
más creador
de los mundos
manjares
precarios, grandezas efímeras
deletéreas,
funestas
de la
tierra.
Ausencia de gorrión
Entre
álamos plateados, frente al sauce
el
árbol de las paltas es un monstruo desordenado
sus
hojas groseras y algo rojas –grosellas–
ellas
resisten el viento, como un gigante montado
en
una percha endeble, espantapájaros en el que viven los
pájaros
catapulta
sus frutos, cremosos
que revientan
en mi deseo de escapar
a
este mundo.
El
carancho despliega sus alas inmensas y caoba
ha
asesinado a los gorriones, mueren al costado de las ligustrinas
sus
restos desparramados perfuman
el
poblado de los humanos.
De Entre 2 álamos, inédito.
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