Abrí
las puertas del río
que había cerrado.
La vida
entera respiró.
* * *
Hoy sí vi árboles con naranjas.
Era uno
en realidad.
En mi nuevo camino de todos los días,
ahí estaba,
a la vista de quien quisiera verlo,
regalándome su imagen generosa
repleta de diminutos soles.
(Será verdad eso que dicen
que la maravilla se encuentra siempre ahí,
tan cerca,
tan
al alcance de la mano?).
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