domingo, 15 de julio de 2012

Paula Aramburu



Sequía

soportar el peso de esta tierra
árida, la arena seca quemándome
los pies, los ríos secos, detenidos
la amenaza de un cielo
sin lluvias, la opacidad
de un suelo sin luz ni sombras

soportar este tiempo de sequía
como lo haría el antílope
o la gacela, que guardan ayuno
por días enteros y sólo aceleran
el ritmo del cuerpo ante la visión
de una posible presa




Sismo

a veces basta un gesto, una mirada
o un silencio de días para perder
el equilibrio, y entonces
todo comienza a vacilar,
y de un día para el otro
la vida se percibe como una sacudida
violenta en la corteza de la tierra, una grieta
profunda, una fractura que duele
de lado a lado




Dijo

la incertidumbre enferma, dijo:
sin que lo notes, adoptará la forma
de tu cuerpo, dijo: irá de la superficie
hacia el centro, ocupará huecos, agujeros
tapará venas y arterias,
dijo: te cubrirá los ojos, los oídos
y nuevamente, sin que lo notes, avanzará
avanzará lenta, dijo,
como avanza un ejército de hormigas
que silenciosas infectan jardines
devoran hojas, tallos
hasta alcanzar la raíz



Desplazamientos, Rosario, Ciudad Gótica, 2010.




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