domingo, 4 de marzo de 2012

María Julia Magistratti



Viaje al espejo


Quisiera así, seca en la humedad,
poder llegar al espejo.
Pero antes, mucho antes, está el límite
que ordena el camino al espejo:
una gallina en el bebedero,
la sonrisa confusa del que va a llorar.

Antes de llegar al espejo está
mi madre muriendo,
la que canta la fortuna,
la que se cepilla el pelo con los ojos cerrados
la tierra que soplo de los muebles.

Y están las verduras alertas y
el carozo que no han tragado;
los países vistos,
una mano con las llaves
y todo lo que es igual a diez
antes de ser contado.

Los que dicen que se han mirado en un espejo
no han llegado siquiera a la primera puerta.

Para mirarse, antes, mucho antes,
la luz debió alinearse contigo,
y armar un campo de batalla
                       parecido a la vida.

Y los ojos sanar de un mar que han visto
                                    y de un pájaro.





Las fiestas


Venía de los túneles
y asomé los ojos a la tierra:
aparecieron las fiestas, cuerpos humeantes,
cosas que cambian de estado,
pequeñas mutaciones en lo duro y en lo salado.

Puede que a esa hora una flor no recuerde la semilla
y se quede dormido un niño
insistido por el sueño.

Gente que atraviesa las ciudades anochecidas
con un ojo de plástico y uno instintivo.

Puede que comience la cuenta del descuento,
la línea de la derrota de la comunidad
y bocas que van al beso igual al pez que sale del agua.

Algunos se tocan para oscurecerse.

Los que quieren que su montaña sea menos alta.

En las fiestas hay ciertos líquidos que no entran y
sólo el envenenado puede ser el más bueno.

Las menstruantes acobardan sus polleras
de tanto temblar expuestas,
les sonroja el espejismo donde el otro está
agrisado por las luces
sostenido por un vaso y una idea fija.

Más tarde, irán a dejar nacer los imposibles.

Tienen la biología
empalagosa y crecida.
Temen al frío,
temen la puerta que atravesarán a solas.

-Regresar a cualquier sitio es una amenaza-

El caballo que no fue caballo
ahora gira con ojos humanos en la pista de baile.

Si hablas contigo mismo
serás expulsado.

El tiempo cala
no engendra nada
entra
y las medias se corren.

En las fiestas todos son de todos.

El que pretende un dios
atraviesa con su espada borracha
los blancos inodoros.




El hueso de la sombra, Buenos Aires, Ruinas Circulares, 2011


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