viernes, 24 de febrero de 2012

Silvia López




Margarita




Si fuera

una flor carnívora,

mis reflejos

serían lentos.



Todo lo fundamental

se me escapa,

la brisa más leve

me desarma

no, el amor.



Soy incapaz de decidir

si hay pasión en la medida,

locura suficiente

en el envés del pétalo,

algo que valga la pena

en el lento deshoje

de la duda



cuándo será propicio

confesar el lugar

donde la flor

se sobrepone

a la tempestad.





 

Diálogo entre anatomistas



En la mesada

del theatrum anatomicum

a plena luz de la evidencia

en un perfecto y limpio

tajo sagital

abierta en dos



posa

como una res

muslos de par en par

como de parto

como en el amor



late

contra el frío del mármol

y ni una gota de sangre

derramada por la carne.



Para mayor escarnio

los maestros dudan

y en las gradas debaten

los estudiantes, la chusma:



¿Cuál es la parte que la salva

y cuál la que la mata?







Monólogo de la cautiva




Soy de otra tribu

no pertenezco

a este mundo

pero su idioma

es el señor

de mis sueños.



Olvidé

mi antiguo nombre

la innata manera

de mirar las cosas.



Sólo despierta

oigo en susurros

mi lengua natal.






Sangre




Intento ser

la tempestad

su calma previa

noche que mece al día

diosa en dolor de parto

sin alumbrar la gloria



sólo mis dedos

tiesos

carne lavada

piel de piedra

y unas gotitas

de sangre

tan discretas.




De Casa de Diálogos (inédito). 





2 comentarios:

  1. Me atrae mucho el título, Casa de diálogos, y la sensible exploración de sus posibilidades a través de cada poema.

    Saludos.

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  2. Gracias, Gustavo, por leer y comentar los poemas de Silvia. Saludos.

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