domingo, 16 de noviembre de 2014

William Johnston










brueghel



El ojo va de cacería
como tirar una piedra en el centro
de una reproducción de Brueghel el Viejo.

Cada detalle es una fábula que merece ser contada:
tres hombres bajan de una colina con lanzas
entre una hilera de árboles que sólo sirven para sostener
una ilusión de pájaros.

Y esos patinadores en el lago y en sus orillas
la mansedumbre del blanco quema como frío luminoso.

Mientras la mirada
como un viejo mandala robado al sueño

toca los bordes del cuadro.








alaska

el invierno como una sucesión de idénticos días,
una misma manera de soñar
oblicuas ráfagas de nieve contra la ventana.

no hay una dinastía de pájaros que cante
la misma canción todas las mañanas
para despertarme.

hablar con los vecinos
es una de las costumbres del silencio.

estoy aquí para escribir
una palabra un verso un poema
como quien teje con el humo del té en su taza

la infinita sombra.






De Alaska, Colectivo Semilla, 2014.








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