Bicho mío
Eso que ves no son auriculares de walkman
fórceps
disfrazados son
antenas
de fuerza bruta que arreglan
cualquier
corte
de
circuito con un golpe de sangre
Escucho
la frase
que
me frena a cada paso
los hijos son buitres
dice y
me
interno en la caverna del espejo
llena
de mí hasta el cansancio hasta decir,
los buitres serán mis hijos
Esto
que ves no son labios
con
el pico quiero besarte
lamer tus
alas, bicho mío
De Arveja negra, 2005.
La organización de los
elementos sonoros
hace al compositor. Para
distribuir correctamente
los gritos
del otro se debe conocer
cada bolilla cada punto
débil, como uno mismo ese
otro se retuerce en
su instrumento
en el amor al aire o al arco
guerrero que se agita
con más ferocidad que
virtuosismo. Cuando te toca
tocar, el sentido se pierde
en la piel del enemigo:
acompañar o estar al frente
de la masa
sonora no es lo mismo, la
quinta
fila de violines que el
solista. El ataque
de cada nota debe ser letal.
Tatuaje sonoro
00000000 Aunque
parezca un código de barras
el
pentagrama tiene luz propia 0000000000000
00000000
una redonda es un coágulo de sangre
que al pasar por su nuca 0000000000000000000
00000000000000000000000000000000000000
suena
000000000
Siembra el círculo en cuatro tiempos
porque habrá otro 0000000000000000000000000000
00000000000 que remueva con martillo la dureza
y
cultive la arena aunque nadie
00000000000000
000000000000000000000000000 coseche nunca
De Notas para un agitador, 2008.
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