Tu vendaval arrasó mi bosque
hasta el tronco más fuerte ha quebrado estos vientos
dejando las hojas esparcidas en la nada
con sus colores desintegrándose
ante este calor todavía encendido
sólo los insectos
merodean entre los restos
no está más el lobo
sobre una verde colina aullando
desapareció el león
que solía rugir en lo frondoso
haciendo que las aves alcen el vuelo
Muchacho provinciano
con mi mano derecha
me hago la cruz en el pecho
y marcho dispuesto a ofrecer
la fuerza de mis brazos
sobre mis hombros
está el peso de la madera
y todos los días
los clavos me despiertan
De Céfiro labial, Huesos de jibia, 2010.
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