lunes, 1 de octubre de 2012

Marina Kohon





La Chacra en Confluencia


La casa rodeada
por el camino de piedras,
piedras que chasqueban
anunciando unas pocas
llegadas y partidas.
Un balcón estirándose
hasta tocar el Limay,
de telón barda rebelde,
un jardín,
toda la chacra era un jardín,
un pino
artífice de los rituales de navidad,
una farola- partenaire de danzas.
Una calesita y una hamaca.
Más allá
la acequia,
las ranas
besándose en la orilla,
el bajo
(sacrílegos los pasos
que osaban internarse)
los rayos de sol
filtrándose en ocres
entre las hojas caídas.
Una mesa de troncos,
un banco,
lugar de reunión de los peones.
Después, los frutales y las vides.
Por encima, el ojo de una nena
comprendiendo la abstracción de lo lejano.





                                       A mamá



la arrojaron al país blanco
con apenas trece años

había otras como ella
a las que les cosían los ojos
y las lenguas

se rezaba en el temor
cada mañana
por las noches se abrazaban
a sábanas níveas
con la devoción
de las amantes vírgenes


se les caía el alma
con la lluvia
les crecían sueños paganos
que acallaban con una multitud
de santos y estampitas

miraban pasar el mundo
a través de la ventana
detrás de los barrotes

intuían
que el amor
era otra cosa.



De la Chacra al Cielo (inédito)





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