viernes, 31 de agosto de 2012
Antonia Taleti
Son pequeños los pies
que entraron en el río tanteando
el riesgo de su fondo oscuro.
La mano suave, segura
sostuvo el cuerpecito y
le enseñó a apoyar confiada la cabeza
respirar sereno
los brazos extendidos
los ojos cerrados
el cuerpo entregado a otra voluntad
mientras el sol lo cubre.
No mirarlo
sentir el calor, las manos
el rítmico juego.
Reconozco esta calle de sombras,
baja al río.
Curiosidad
Observamos la hilera zigzagueante
fila doble de vaivén
la búsqueda el roce leve, el acarreo.
Con cucharas acechamos
hasta descubrir el hueco,
y removimos en el centro
excitados ante el terror ajeno.
La desesperación inventó caminos
sin órdenes ni rangos
en el intento vano de proteger las crías.
Hemos destruido un reino.
De Río de paso, 2007.
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