La primera patria
Hoy recuerdo el mejor lugar
en la sombra de la infancia.
Las hojas de esos árboles son las mejores
albergan toros luminosos
que la tormenta no ensombrece.
Que te salve
que te salve del charco
del agua
del estanque
que te salve del ruido
de las ranas
la ira
que te salve de abrir la boca
siempre
como si quebraras el silencio
del mundo
(De Crujir el habla, 1a ed.: Botella al mar, 2008; 2a ed.: Peces del desierto, 2010.)
I
Los murmullos de la historia tienen voz familiar
vienen de la morada
de la casa propia.
Son visitas debidas que alguien debe hacer
de algún modo
en algún momento
sin el gusto necesario
de intuir / desear
una respuesta.
A veces con las manos también
se zafa de la muerte
pero lo dicho no siempre dice algo.
XV
no con flores del aire
en vísperas del viento
baja
pero con padre sí
filtrado en las junturas
pero con ojos sí
de húmeda lumbre
dos piedras derretidas en azúcar
que sostienen el mundo
pero con manos sí
que pintan las paredes
el vuelo en guarda de pájaros celestes
el pan lleno de pan
de madrugada
no con flores de viento
en vísperas del agua
baja
pero con niña sí
que se trepa al pelaje
del día
y el incendio.
(De Aquí no vive nadie, El suri porfiado / Peces del desierto, 2010.)
Querida Vale, pasaba a leerte y me encontré con que colgaste mis versitos. Gracias por invitarme a tu casa de mordiscos!!! Si estuvieran en mi patio estos textos estarían moviéndose como fantasmas abajo de la tormenta. Abrazos de los dos, mientras esperamos que la masa para las tortas fritas se levante.
ResponderEliminarGenial encontrarse con estos panes hechos de poema en el blog. Deliciosos! Abrazo a ambas!
ResponderEliminarqué bueno encontrar poemas de Luciana. gracias Valeria
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBellos poemas. Muy buen trabajo, Valeria.
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