a veces uno no sabe lo que es
como si el apuro de los pájaros hubiera carcomido ese punto
íntimo
en que cada día nos vestimos de azul y sabemos
no llorar
no pedir más pan
que el que comimos
sólo dejar que los huesos se acomoden bajo el propio peso
y la mudez recuperada para siempre
se despoja de razones y roces
para demandar lo suyo
para saber que el fuego deja únicamente su tilde
ante los desprevenidos
acaso cuando lleguen tus ojos a saberlo
quieran volver sobre la podredumbre
adecirtunacimiento
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